Sikkim

Sikkim fue su propio reino de montaña hasta 1975 y aún conserva una personalidad muy distintiva. Los medievales monasterios budistas tibetanos, llenos de murales, coexisten con los santuarios hindúes de la comunidad nepalí en constante crecimiento, y ambas religiones crean algunas mega esculturas asombrosas de los últimos días para adornar el horizonte.

Sin complicaciones y de buen corazón, es un estado del que es muy fácil enamorarse, y tal vez explique por qué los reglamentos de los permisos impiden que los extranjeros permanezcan demasiado tiempo o vayan demasiado lejos. Limpio, verde y ‘todo orgánico’ desde 2016, Sikkim es sobre todo un laberinto de valles superpuestos llenos de exuberantes bosques subtropicales y arboledas de rododendros, que se elevan en el norte hasta las espectaculares cimas blancas del Himalaya oriental.

Cuando las nubes se despejan, una experiencia cada vez más emocionante desde muchas perchas en la cima de la cresta es observar la tercera montaña más alta del mundo, Khangchendzonga (8598 m), en el horizonte del amanecer del noroeste.